Cuaderno didáctico Torreparedones IES Luis Carrillo de Sotomayor
Aquí es donde enterramos a nuestros muertos. De hecho la palabra necrópolis significa
“cuidad de los muertos”, como hemos comentado. Nuestros cementerios se situaban en las afueras de
las ciudades coincidiendo con las puertas principales. En ellos solía haber
una calle central llamada vía sepulcralis,
a los lados de la cual se sitúan las distintas
tumbas.
Las tumbas son de distintas características
pudiendo ser monumentales, para las personas
más poderosas, como la de mis amigos
los Pompeyos, y las más modestas que
eran las de las personas más humildes. En
algunas enterramos a una sola persona y en
otras a varias personas de la misma familia.
A veces inhumamos a nuestros difuntos, pero
no siempre, pues en algunos casos los incineramos.
Solemos realizar, además, muchos
ritos cuando mueren nuestros seres queridos:
cantamos, lloramos, encendemos antorchas,
ponemos flores, ramas de laurel, mirto o ciprés
(porque según nuestra tradición tienen
un carácter sagrado y sirven para espantar a
la muerte). También les ponemos una moneda
en la boca para pagar a Caronte, el barquero
con el que cruzan la Laguna Estigia.
Finalmente los restos del difunto siempre van
acompañados de un ajuar (cerámicas, joyas,
jarros de vidrio…).