Cuaderno didáctico Torreparedones IES Luis Carrillo de Sotomayor
Para nosotros el ajuar era el conjunto de cosas o bienes que teníamos en nuestras casas
y que utilizamos para nuestros quehaceres diarios o en nuestras festividades. Se trata
de muebles, ropas, joyas, útiles de trabajo,
etc.
Entre ellos destaca uno que, por su uso tan habitual y fundamental, no faltaba en ninguna
vivienda, me referiero al ajuar cerámico, hecho con barro cocido, y que utilizábamos tanto en recipientes
para cocinar como para guardar, almacenar y conservar los alimentos y bebidas, para comer, dar luz, etc.
A su vez, dentro de la cerámica con un mismo uso, existía una gran tipología; así, una vajilla era diferente
en la casa de un patricio (que eran los romanos más ricos) y en la de un plebeyo.
La del primero era fina y delicada, hecha con arcilla de primera calidad y a menudo decorada con pinturas,
grabados y relieves como en el caso de la terra sigillata, mientras que la del segundo
solía ser muy simple, a veces incluso tosca y mal trabajada, y por supuesto, sin decoración.
Pero la cerámica tuvo más usos; así, con ella se hacían las tejas para los tejados o cuando se rompían
se utilizaban como material constructivo; por ejemplo en el llamado opus testaceum, y también las
utilizábamos para el comercio transportando productos líquidos como el aceite o el vino; en este caso
se denominan ánforas.